TOMA MI MANO




MISION: LOGRAR UN DESARROLLO INTEGRAL DEL ADOLESCENTE ASIMISMO INTEGRARLO AL C.A.R.A. CON TODOS SUS VIRTUDES Y CARENCIAS ENALTECIENDO LAS PRIMERAS E INTEGRARLO A SU ENTORNO MEDIANTE UN MODELO DE ATENCION INTEGRAL A LA SALUD IDEAL PARA SI MISMO.



VISION: DESARROLLAR EL PROGRAMA "TOMA MI MANO" COMO HERRAMIENTA EN EL C.A.R.A. CON UNA SOLA INTENCION RETROALIMENTACION DEL MISMO CON LAS NECESIDADES DE LAS MUCHACHAS Y MUCHACHOS, DANDO PRIORIDAD A NECESIDADES MUY SIMPLES SOBRE TODO NECESIDAD-PRIORIDAD. SE CARACTERIZA POR ATENCION PERSONALIZADA EN BASE A CADA MUCHACHO. SIGUIENDO EL MODELO DEL MAIS. PROBLEMA-SOLUCION-EVALUACION.



miércoles, 2 de mayo de 2012

LA OBESIDAD EN LA ADOLESCENCIA



Epidemia mundial Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el Sobrepeso han alcanzado caracteres de epidemia a nivel mundial.

Más de mil millones de personas adultas tienen sobrepeso y, de ellas, al menos 300 millones son obesos.

La preocupación por la prevalencia que la obesidad está adquiriendo a nivel mundial se debe a su asociación con las principales enfermedades crónicas de nuestro tiempo, como las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer.

 A mayor obesidad, mayores cifras de morbilidad y mortalidad por estas enfermedades.

En el mundo mueren 57 millones de personas al año.

Según el Informe sobre la salud en el mundo, 2002 1 el aumento de las enfermedades crónicas es el responsable de las dos terceras partes de estas muertes y del 46% de la morbilidad

Global.

Estos porcentajes van en aumento, por lo que si no invertimos esta tendencia, en el año 2020 las enfermedades no transmisibles serán la causa del 73% de las defunciones y del 60% de la carga mundial de enfermedad.


La obesidad y los adolescentes

De los diez factores de riesgo identificados por la OMS como claves para el desarrollo de las enfermedades crónicas, cinco están estrechamente relacionados con la alimentación y el ejercicio físico.

 Además de la ya mencionada obesidad, se citan el sedentarismo, hipertensión arterial, hipercolesterolemia y consumo insuficiente de frutas y verduras.

Como puede verse, la alimentación poco saludable y no practicar actividad física con regularidad son las principales causas de las enfermedades crónicas más importantes, y ambas son susceptibles de modificarse. En los adultos, la obesidad está asociada también a otras patologías, como las enfermedades respiratorias y la artrosis.

 Pero es en los niños y adolescentes donde el problema se hace más grave ya que, de no tomar medidas a tiempo sobre sus hábitos, hay una alta probabilidad de que el niño obeso se convierta en un adulto obeso.

En la población más joven las enfermedades asociadas a la obesidad incluyen la hipertensión arterial, hiperinsulinemia, dislipemia, diabetes mellitus tipo 2, agravamiento de enfermedades respiratorias como el asma, así como problemas psicosociales.


Todas las enfermedades descritas anteriormente acortan la vida. La obesidad puede llegar a reducir la esperanza de vida de una persona hasta en diez años. Además, suponen una elevada carga económica para los sistemas de salud.

Por ejemplo, en nuestro país se calcula que los costes directos e indirectos asociados a la obesidad suponen un 7% del gasto sanitario total, lo que representa unos 2.500 millones de euros anuales.

 Por estas razones, puede afirmarse que las consecuencias de la obesidad hacen de esta enfermedad uno de los mayores retos de la salud pública para el siglo XXI.

Ciertamente la obesidad interfiere en la pubertad de varias maneras, pudiendo incluso acelerar la maduración sexual y el curso del crecimiento.

Las adolescentes obesas, por ejemplo, acostumbran a tener una menarquía precoz y sufren luego trastornos menstruales, como son reglas irregulares y de sangrado importante, con mucha mayor frecuencia que las chicas de peso normal.

Y la obesidad también puede hacer cesar la menstruación.



Más preocupante, no obstante, son los efectos psicológicos.

Los obesos habitualmente sufren mucho, preocupados por su aspecto y por lo que otros adolescentes puedan pensar de ellos.

Un gran número han sido víctimas de bromas crueles y hostigamiento continuo desde su niñez.

La sociedad, en general, presenta una actitud crítica en contra de los obesos, acusándoles, injustamente, de ser personas carentes de fuerza de voluntad.

No es raro, pues, que la autoestima del adolescente obeso se vea afectada por esas circunstancias.

Y entonces puede producirse un círculo vicioso: el adolescente triste y aislado encuentra consuelo en la comida, además al tomar conciencia de su apariencia, temerá participar en fiestas, bailes y actividades deportivas en donde tendría que exhibir su cuerpo.

El resultado final es la adopción de un estilo de vida sedentario y de un lamentable aislamiento social. D e ahí, pues, la importancia de la formación espiritual y del apoyo emocional que precisa el adolescente obeso.

El secreto no está en llevar un régimen alimenticio sino en desarrollar una vida sana, de acuerdo con las leyes naturales.

De todos es bien sabido que el cambio hacia una dieta vegetariana, la reducción de la ingesta calórica, la implantación del ejercicio físico adecuado y los cambios en las costumbres alimentarias contribuyen a la pérdida de peso; luego, el ingrediente más crucial es la motivación que surge del conocimiento.

Si el adolescente obeso no ve el beneficio que le representa un nuevo estilo de vida, el perder peso, y siente una total apatía hacia ello, no tiene sentido insistir.

No funcionara de ninguna manera.

Sin embargo, la familia puede ayudar al hijo obeso en sus esfuerzos por adelgazar. ¿Cómo? Simplemente, quitándole importancia al peso.

El criticar, avergonzar o forzar una dieta, son actuaciones totalmente ineficaces y contraproducentes.

No olvidemos que el adolescente tiene como meta la adquisición gradual de su independencia, y el control parental sobre la dieta interfiere con el sentimiento de autonomía del joven y con lo que es peor, con la pérdida de peso.

En cambio, la familia puede ayudarlos cambiando las costumbres alimentarias de la casa, haciendo, por ejemplo, que las comidas no contengan tantas carnes  que se hagan a horas establecidas de mutuo acuerdo, promoviendo comidas con más tiempo y que den lugar a conversaciones, impulsando actividades físicas conjuntas y salidas campestres, llevando en la nevera portátil frutas, en lugar de helados.

Es muy importante también recibir la orientación de un médico y un nutricionista para ayudar a manejar adecuadamente tu necesidad de adelgazar y no caer en conductas erróneas o peligrosas que pueden poner en riego tu propia vida.


Dra. Adriana Chávez López.R3MF.
Chiautla de Tapia Puebla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario